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“HAZLO MIENTRAS PUEDAS”: 5 PASOS PARA UN AÑO EXTRAORDINARIO (por Pablo R. Bedrossian) Pablo Bedrossian 3 de enero de 2022

“HAZLO MIENTRAS PUEDAS”: 5 PASOS PARA UN AÑO EXTRAORDINARIO (por Pablo R. Bedrossian)

La vida es un viaje sin retorno. El tiempo no puede almacenarse: se extingue a cada instante. Por eso, una frase que mi mamá, ya postrada en su silla de ruedas, me dijo años atrás se convirtió en una máxima para mí: “hazlo mientras puedas”. La frase me hizo recordar un texto del Eclesiastés: “todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”[1] y a una frase del poema “Instantes”, falazmente atribuido a Jorge Luis Borges, “no te pierdas el ahora”. Desde esa perspectiva comparto cinco pasos para vivir un año extraordinario.

1. FIJA METAS

Las metas son objetivos con fecha y número. Si no son medibles, no son verdaderas metas. Al comparar nuestros resultados reales frente a nuestros resultados deseados (las metas), sabemos si avanzamos, nos estancamos o retrocedimos. Desde luego, para tener sentido, una meta debe ser impactante, lograble y desafiante.

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Al fijar metas, debemos tomar en cuenta que hay cuatro tiempos, y no solo tres, como nos enseñan en la escuela: pasado, presente, futuro inmediato y futuro lejano. Mientras el futuro lejano está fuera de nuestro control, el futuro cercano se nos ofrece como una oportunidad donde actuar con cierto grado de certeza. Sobre todo, en tiempo de crisis fija metas para el futuro inmediato.

2. DEFINE UN PLAN

Si ya sabes qué quieres lograr, ahora debes definir el cómo. ¿Qué vas a hacer para alcanzar tus metas? ¿Dónde? ¿Cuándo?

Un plan comienza poniendo el pensamiento en el futuro, estableciendo a dónde queremos llegar (las metas), y desde allí llega al presente para implementar las acciones que nos permitan alcanzar lo que nos hemos propuesto. Podríamos decir que sigue el “modelo del arquitecto”. Una casa o un edificio nace en la imaginación del arquitecto. Una vez que lo visualiza mentalmente lo dibuja; a través de mejoras y correcciones define como se vería la obra terminada. Luego de crear esa visión del futuro regresa al presente para establecer las bases de su proyecto: los planos, los materiales, los permisos, el recurso humano, el cronograma, el presupuesto. Del mismo modo, como arquitectos de nuestra vida, necesitamos determinar los pasos que debemos dar para construir la “casa” que anhelamos (las metas, nuestros sueños).

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Pero hay que aterrizar las ideas. No se trata solo de soñar, sino de despertar y avanzar. Por eso debemos organizar nuestras actividades, ponerles números y fechas. Conviene escribirlas para que nos sirvan de hoja de ruta en el camino a nuestras metas. ¡Cuidado! Al diseñar un plan muchos razonan como si se tratara de una autopista allanada cuando en realidad consiste en una carrera con obstáculos

3. UTILIZA TUS RECURSOS

Pon tu mirada en lo que tienes, no en lo que te falta. Si miramos nuestras carencias nos paralizamos; si nos enfocamos en nuestros recursos, avanzamos.

Cuenta el Antiguo Testamento que cuando Dios llamó a Moisés, el hebreo educado en la corte egipcia adujo que sus paisanos no le creerían, frente a lo cual Dios le hizo una pregunta:

 – “¿qué tienes en tu mano?”[2]

El bastón que tenía en ese momento sirvió para demostrarle que él podía conducir a Israel.

La pregunta es válida para nosotros: ¿con qué recursos contamos? ¿qué tenemos en nuestras manos?  Hellen Keller, quien a los 19 meses quedó ciega y sorda, desarrolló sus otros sentidos para tener una vida plena y volverse una conferencista internacional. Una frase suya nos señala el camino: “cuando una puerta de felicidad se cierra, otra se abre, pero muchas veces miramos tanto tiempo la puerta cerrada que no vemos la que se ha abierto para nosotros”. Mirar nuestros recursos es dejar de pensar en nuestras limitaciones; significa valorar las oportunidades en lugar de las dificultades. Pon por escrito los recursos con lo que cuentas.

Finalmente, tan peligroso como acurrucarnos en nuestras falencias es dormir sobre los éxitos pasados. No hay peor enemigo del éxito futuro que el éxito presente; por eso capacítate, entrena, esfuérzate, mejora.

4. EVITA LOS DESVÍOS

Uno de los problemas más dramáticos en la concreción de nuestros sueños es el autosabojate: a veces somos nuestros peores enemigos. ¿Cómo se manifiesta? Cuando dejamos de enfocarnos en aquello importante para centrarnos en aquello que no lo es.

Quisiera señalar dos tipos de desvíos: los atajos y la procrastinación.

Llamamos atajos a aquellos medios no legítimos que nos facilitan el logro rápido de nuestras metas. Muchas personas, tentadas por cuestiones materiales, se quedan con lo ajeno, se aprovechan de los demás o ingresan en negocios ilícitos. Puede ser que se enriquezcan aceleradamente, pero sus beneficios serán efímeros. Una vida que no se basa en valores es como una casa sin cimientos: cuando viene una tormenta se derrumba fácilmente.

La procrastinación es mucho más común y, a la vez, más sutil. Es la acción o hábito de postergar o demorar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o agradables; por ejemplo, en lugar de trabajar o estudiar cuando debemos hacerlo, pasar tiempo en juegos electrónicos, redes sociales o chateando con amigos. Si queremos alcanzar metas debemos trabajar duro por ella sin desenfocarnos.

5. TEN DETERMINACIÓN

El Dr. Viktor Frankl, reconocido siquiatra y sobreviviente del genocidio nazi, afirmó “cuando la situación es buena, disfrútala; cuando la situación es mala, transfórmala. Y si no puedes transformarla, transfórmate”. El cambio siempre comienza por uno mismo. Pensar que la circunstancias serán favorables es tan ingenuo como creer que el alineamiento de los astros actuará en nuestro favor; por el contrario, debemos estar preparados para la adversidad. Por ello es clave tener determinación, algo muy diferente a la motivación.

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La motivación es una emoción que depende de las circunstancias. Si los resultados son favorables, nos sentimos motivados, pero si son contrarios nos desalentamos. La determinación, en cambio, no depende de los sentimientos ni de las situaciones, sino que es una voluntad que actúa más allá de ellos. Hace un tiempo tuve que entrevistar a una candidata para un puesto de visitadora médica. Al leer su currículum vi que su carrera profesional se había interrumpido repentinamente cuando gozaba de un empleo muy bien remunerado. Le pregunté por qué había perdido ese trabajo. Me respondió

– Soy una mujer sola que tiene un hijo. Mi hijo enfermó de cáncer y el único lugar donde podían tratarlo era en España, así que vendí todo, renuncié a mi trabajo y lo llevé allí. Hoy está curado”.

La decisión de esta mujer no estuvo impulsada por una emoción, sino por la convicción que el único camino para salvar su hijo era dejarlo todo. Hubiera densos nubarrones o saliera el sol ella iba a enfrentar la vida buscando una solución. Cuando miro cuán volubles son algunas personas frente a las adversidades, lo rápido que abandonan, es por demás evidente que en algún momento tuvieron motivación, pero nunca determinación.

Todos tenemos sueños, pero si no emprendemos el camino para alcanzarlos viviremos como si estuviéramos dormidos. Fijar metas, definir un plan, usar los recursos disponibles, evitar los desvíos y tener determinación nos permiten vivir intensamente y recorrer el camino de la vida con los ojos abiertos.

© Pablo R. Bedrossian, 2022. Todos los derechos reservados.

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