loader image
ROMPE TU MOLDE: CAMBIA TU FORMA DE PENSAR PARA QUE CAMBIE TU FORMA DE VIVIR Pablo Bedrossian 11 de enero de 2024

ROMPE TU MOLDE: CAMBIA TU FORMA DE PENSAR PARA QUE CAMBIE TU FORMA DE VIVIR

Cuando la situación es buena, disfrútala. Cuando la situación es mala, transfórmala. Cuando la situación no puede ser transformada, transfórmate” Viktor Frankl

Todos, de alguna manera, tenemos un molde; nos formamos dentro de él. En base a ese molde percibimos el mundo, analizamos la realidad, tomamos decisiones y nos comportamos.

Photo by Quang Nguyen Vinh on Pexels.com

Tal como se derrama un líquido cuando no se encuentra en un recipiente, sin un molde la existencia sería un caos pues ese molde nos ayuda a descubrir quienes somos y a relacionarnos con los demás.

Sin embargo, ese molde a veces nos limita, actúa como un caparazón que imposibilita nuestra expansión; si bien nos ayuda a entender y afrontar la vida, a veces nos conduce al estancamiento.

¿CÓMO SE FORMA NUESTRO MOLDE?

Nuestro molde se forma primeramente en la niñez. Los mensajes que recibimos en el hogar actúan de manera poderosa sobre nuestra conciencia: lo que está bien y lo que está mal, lo que se premia y lo que se castiga, lo que se valora y lo que se desprecia, lo que nos produce placer y lo que nos produce sufrimiento, lo que nos da confianza y lo que nos da miedo. Los valores, esos principios que rigen nuestro comportamiento, se adquieren inicialmente en el hogar, cualquiera haya sido el que nos haya tocado.

Photo by Juan Pablo Serrano Arenas on Pexels.com

Muchas de estas creencias entran en crisis en la adolescencia y el molde puede modificarse. Aparecen la pérdida de las seguridades absolutas, una nueva percepción de la existencia, la adquisición de nuevos conocimientos, las experiencias propias y la observación de las ajenas. El molde suele tomar una nueva forma que nos va redefiniendo como personas y termina consolidándose entre los 18 y 25 años.

¿CUÁL ES TU MOLDE?

Aunque hay diversos tipos de moldes -uno por cada persona- presentamos algunos que impiden a muchos ser felices y realizar sus sueños.

1. El molde del miedo: Algunos no se atreven a perseguir sus sueños porque temen fracasar. Se dicen a sí mismos “no puedo”, ignorando sus capacidades y talentos. La causa se encuentra en una baja autoestima que generalmente surge de palabras negativas recibidas en la infancia. La persona cree que no puede y se niega a correr riesgos para no sentirse humillada ante malos resultados.

2. El molde del resentimiento: Hay quienes culpan a los demás por su situación o sus problemas. La raíz suele encontrarse en sufrimientos y abandonos padecidos durante la niñez. Sienten que los demás le deben algo. En lugar de pensar en sus capacidades se lastiman comparándose con aquellos a quienes consideran exitosos. Abrigan un enojo profundo con la vida, con los demás y, aunque no siempre son conscientes, contra ellos mismos. Viven a la defensiva y desarrollan una hostilidad que tarde o temprano se manifiesta en sus relaciones.

Photo by Liza Summer on Pexels.com

3. El molde de la apariencia: Es frecuente encontrar personas que viven pendientes de su imagen: les importa en sobremanera lo que los demás opinen de ellos. Proyectan en su aspecto personal como en redes sociales una imagen de éxito que no se condice con su realidad. No les preocupa mentir para obtener lo que desean y cultivan el fingimiento. Creen engañar a los demás, pero en el fondo se engañan a sí mismos.

4. El molde del conformismo: Es propio de aquellos que se conforman con lo que les toca; no van por más. Solo actúan cuando se ven obligados; no les interesa crecer y desarrollarse. Aunque no lo adviertan, su molde está influenciado por la comodidad. Teniendo talentos, son indiferentes a las oportunidades. Cumplen, pero no se comprometen. Prefieren transcurrir a superarse. Terminan sumidos en la mediocridad y en la indiferencia.

Photo by Karolina Grabowska on Pexels.com

Estos son solo cuatro de los muchos moldes. Si tu molde se parece a alguno de ellos, ¿A dónde te conducen? ¿Es la vida que querés para vos? ¿Estás resignado a vivir así toda la vida y a renunciar a tus sueños?

DECONSTRUIRSE PARA RECONSTRUIRSE

Hoy está de moda la palabra deconstruirse: deshacer lo que somos para adquirir una nueva estructura. El asunto es por dónde empezar.

Para recuperar nuestros sueños y la fuerza para luchar por ellos debemos romper el molde. ¿Cómo se hace? El proceso comienza con la toma de conciencia: darnos cuenta del molde en el cual nos encontramos. Luego, sigue el deseo de cambiar. Aunque todos podemos cambiar, solo cambia el que se lo propone. A partir de allí comienza la tarea más desafiante: el reconstruirse. Para ello proponemos cuatro pasos:

1. Visión: No alcanza con romper el molde. Necesitamos establecer a dónde queremos ir: definir cómo queremos vernos, quiénes queremos llegar a ser. Eso se llama visión. Quizás sea armar una familia, hacer un viaje, terminar una carrera, emprender un negocio, pero también puede ser reconciliarnos con un ser querido, ayudar al prójimo o pedir perdón. ¿Cómo te quieres ver?

Photo by Ingo Joseph on Pexels.com

2. Decisión: Una vez definido quiénes queremos llegar a ser, es importante tomar decisiones, definir los acciones, las fechas y los recursos que necesitamos para hacer realidad nuestra visión. No se puede llegar al piso siguiente sin subir cada escalón. Tomar decisiones implica asumir riesgos, establecer el camino y comprometernos con nosotros mismos a recorrerlo. ¿Qué decisiones vas a tomar?

3. Acción: Con las decisiones tomadas, ahora hay que llevarlas a cabo: cumplir las promesas que nos hemos hecho a nosotros mismos. No alcanza con decidir un plan, hay que ejecutarlo. Ponernos en movimiento implica incomodidad, esfuerzo, trabajo, pero no hay cosecha sin siembra, ni cambios sin sacrificios. La oportunidad es ahora; mañana puede ser nunca. ¿Cuándo vas empezar?

Photo by Juliano Ferreira on Pexels.com

4. Pasión: Ningún cambio es posible sin un deseo profundo de realizarlo. Las personas que han tenido logros importantes no lo han hecho tanto por sus capacidades sino por su pasión: han puesto todo su empeño para lograrlo. La actitud, nuestro modo de enfrentar la vida, los obstáculos y los conflictos nos determina. ¿Cuál es tu actitud?

¿A dónde quieres llegar? ¿Lo que estás haciendo te acerca a ese lugar? Si no vas en la dirección correcta, rompe tu molde y trabaja estos cuatro pasos: visión, decisión, acción y pasión. A veces es necesario dar un gran salto. Como dijo alguien, no es posible salvar un abismo con dos pasos pequeños. Sin duda, el cambio tiene un precio muy elevado, pero hay algo aún más costoso: no cambiar.

© Pablo R. Bedrossian, 2024. Todos los derechos reservados.

× ¿Como puedo ayudarte?